Puerto Madryn, el boom del turismo en un destino para disfrutar todo el año


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Madryn tuvo una muy buena temporada de verano y se destaca por sus playas, naturaleza, deporte y gastronomía. Un combo infalible para gozar en la ciudad patagónica. El crecimiento del turismo según sus protagonistas.

La llegada de las ballenas en junio marca un momento muy especial para los habitantes de Puerto Madryn. Pero no es el único. Año tras año esta ciudad crece en propuestas que incluye el avistaje de delfines; bucear con lobos marinos; cenar todo tipo de mariscos y pescados recién sacados del mar y practicar numerosos deportes. Esta diversidad convirtió en poco tiempo a Puerto Madryn en uno de los destinos favoritos de los viajeros que buscan variedad de actividades pero también tranquilidad. Tanto que, junto a otros destinos del sur argentino, este verano se vivió una excelente temporada.

"El avistaje de ballenas y delfines ha venido creciendo muchísimo en estos últimos años junto con la actividad turística de Puerto Madryn. Está claro que ver a los animales en su hábitat natural y no en un acuario es un plus y también es muy educativo para los chicos", afirma Marisa Barzano, guía de la fauna marina de Puerto Madryn.

¿Cuáles son las propuestas para una escapada? Cualquier fin de semana puede ser la excusa, pero sobre todo teniendo en cuenta que Semana Santa está a la vista. Para aquellos que priorizan la privacidad, tienen kilómetros de extensas playas para dormir una siesta escuchando solo el sonido el mar o realizar largos paseos sin necesidad de esquivar sombrillas, en especial cuando la marea está baja y hay varias cuadras desde la rambla hasta la orilla. Otros pueden elegir alguno de los ocho balnearios de la ciudad donde durante el día hay clases de baile, espectáculos gratuitos y paradores donde comer unos frescos mariscos. Los sábados hay una seria de productores locales que se instalan a vender sus productos. En temporada, el clima es perfecto para practicar Windsurf, Kite y kayaks que se alquilan en los paradores donde también se ofrecen clases especiales. Por la mañana, cuando el calor es ideal para hacer ejercicios, es usual ver a los runners que salen a correr por la playa o a quienes eligen la rambla, para salir en bicicleta, en rollers o en skate a disfrutar la brisa de la mañana. 

En el verano, los delfines oscuros, una de las especies más abundantes de la zona, salen a nadar cerca de la costa. Es común verlos en grupos, saltando las olas y curioseando cerca de las embarcaciones que parten diariamente desde el muelle si el clima es adecuado para navegar. En la Reserva Natural Provincial de Punta Loma hay una colonia estable de alrededor de 600 lobos marinos, que pueden verse desde el mirador nadando, tirados al sol o jugando con sus crías. Aquellos aventureros a los que les guste bucear pueden sumarse al grupo que todos los días sale a nadar con los lobos marinos durante 45 minutos, el máximo permitido según las regulaciones de las zona. Este es el único lugar del mundo donde se tiene registro de estos animales acercándose espontáneamente a jugar con las personas que bucean por el lugar. Madryn es la capital del buceo, así que se puede aprovechar para explorar las profundidades del mar. Incluso, para Semana Santa se realiza el Vía Crucis Submarino, un evento curioso para tener en cuenta.
Tanto en los alrededores de Puerto Madryn como en Península Valdéz, declarado Patrimonio de la Humanidad, pueden verse también gran cantidad de elefantes marinos, toninas y aves. Y hasta abril, se pueden observar los pingüinos de Magallanes que, en Punta Tombo y alrededores, alcanzan el millón de ejemplares. Otras de las grandes atracciones entre septiembre y abril son las orcas, que muchas veces se acercan a la costa para alimentarse y regalan un espectáculo salvaje y único.

Cuando arranca el invierno ya comienzan a llegar las primeras ballenas Franca Austral. En los meses que siguen, El Doradillo, que queda a 15 km por la Ruta 1, muy próxima a la ciudad chubutense, se convertirá en una gran nursery hasta mediados de diciembre. Al principio son pocas que van y vienen de mar adentro, pero a medida que avanza el invierno, las aguas se llenan de ejemplares que se quedarán por la zona y dejarán que los barcos se acerquen para poder verlas de cerca. Si bien las ballenas pueden avistarse desde la costa, mate en mano, hay varias compañías que organizan paseos en lancha hasta donde se encuentran. Este es un ritual que se repite todos los años, una experiencia extraordinaria.